#HoyMásQueNunca es necesaria la inclusión de la educación sexual integral en el curriculum escolar, ya que en la actualidad la información que reciben nuestros jóvenes sobre VIH y otras ITS y las formas de prevenirlas sigue siendo escasa y muy variable, dependiendo, en la mayoría de los casos de la voluntad de los centros. Consideramos imprescindible que, desde la evidencia científica, se eduque a las nuevas generaciones en este sentido. Creemos que la formación que se debe trasmitir tiene que estar basada en el respeto de los derechos humanos, la perspectiva de género y la diversidad.
La educación afectivo-sexual es, además, un derecho de niños, niñas y adolescentes, que está recogido por la OMS. Hablar de sexualidad es hablar de autoestima, de afectos, de placer, de igualdad de hombres y mujeres, de respeto a las diferentes orientaciones sexuales y también de relaciones sexuales, de embarazo y anticoncepción, de prevención de infecciones de transmisión sexual.
La sexualidad nos acompaña desde el nacimiento y tiene un papel esencial en el proceso de desarrollo de las personas. La educación sexual integral puede ser definida como una actividad pedagógica, que utiliza información rigurosa, objetiva y completa a nivel biológico, psíquico y social, para formar en sexualidad. abarcando tanto el sexo como las identidades y papeles de género, erotismo, placer, intimidad y orientación sexual. La OMS también señala que la sexualidad se vive y se expresa mediante pensamientos, deseos, fantasías, actitudes, valores, creencias, conductas, roles sexuales, prácticas y relaciones interpersonales, destacando que, aunque hay que considerar todas estas vertientes, no necesariamente siempre se vivencian o expresan.
“Hay gente con opiniones rígidas sobre los comportamientos sexuales. Piensan que el sexo está mal en determinadas situaciones o que hay personas que no deberían comportarse según de qué manera”.